
Ansiedad y cuarentena
Siendo una persona ansiosa, el mundo que conocía previo a una cuarentena obligatoria ya me parecía bastante abrumador. El 13 de marzo del 2020, el día que se anunció oficialmente la pandemia por la enfermedad de coronavirus y las acciones necesarias a tomar en cuenta, mi ansiedad comenzó a inquietarse. Una parte de mí intentaba calmar todas esas energías que ya sabía controlar, pero ante lo desconocido, fue una montaña rusa poder limitar este pequeño monstruo que vive conmigo desde hace años.
Con un seguimiento adecuado, logré identificar previamente que mis maneras de que mi cuerpo y mi personalidad expresan la ansiedad es:
- Taquicardia y temblores (esto suele suceder cuando está llegando a un punto incontrolable)
- Movimientos repetitivos (mover los pies, las manos, morderme los labios y las uñas)
- Pensamientos o actividades inconclusas (muy común que esté realizando una actividad, la deje a medias para ir adelantando otra).
- Opresión en el pecho y agitación de respiración
- COMER, COMER, COMER (seguramente estoy buscando ocupar a mi mente y cuerpo con alguna otra actividad).
Entre tantas noticias, desinformación, información, posts, recomendaciones, una crisis venidera y con un emprendimiento con el cuál nunca se tienen garantizadas las ventas, la ansiedad comenzó a devorarme (y me hizo comenzar a devorar más, jaja). Esta nueva ansiedad que desarrollé durante la cuarentena la logré identificar como diferente y seguramente porque nunca había vivido una pandemia antes.
Comencé a dormir poco, a soñar mucho y tener pesadillas, a sentir que el tiempo se me agotaba día a día y que tenía que buscar otras soluciones para poder generar ingresos. De aquí, surgió un nuevo trabajo, que a los dos meses dejé por darme cuenta que a pesar que me traía una estabilidad económica, me seguía desbalanceando mentalmente. Y luego, surgió otro emprendimiento. Que a pesar de haber sido advertida por mi psicóloga, decidí volver a aventurarme en esta incertidumbre.
Lo que sí me di cuenta en este proceso de intentar ocuparme mucho, es que cuando intenté llenar mi horario de algo que me sentía ajena, el estrés era muy físico y debilitador; mientras que cuando comencé a ocuparme de algo MÍO, el estrés me hacía moverme, ser más activa y encontrar soluciones.
La vida de un emprendedor es de por sí, un caldo de cultivo perfecto para sufrir ansiedad y más si es durante una cuarentena obligatoria, pero encontré ciertos hábitos y acciones que me han ayudado a sobrellevar esto.
- Tener una lista de pendientes EN TODOS LADOS, ya sea a mano, en el teléfono o en una pizarra. Cada vez que surge algo que tengo que hacer después, lo dejo anotado en cualquiera de estas listas INMEDIATAMENTE. De esta forma, me aseguro quitarme pensamientos extras que anden rondando por mi cabeza.
- Si dejo anotado algo en algún post-it y lo hago, LO ROMPO. ¡Se siente literalmente un peso menos! Es mi método preferido para llevar control de mis pendientes.
- Todas las noches, antes de dormir, en mi teléfono apunto todo lo que aún me queda por realizar. Conseguí una aplicación «Any.do» que le escribes por Whatsapp para programar un recordatorio y cuando ya es hora de realizarlo, te envía un mensaje por ahí mismo. Me pareció genial, porque me la pasó 70% del tiempo en esta plataforma.
- Reincoporar el ejercicio a mi rutina. Un día a la vez. Pero tampoco exigirme demasiado. Había dejado el ejercicio por un lado desde hace 6 meses, por lo que, poco a poco hay que irlo volviendo parte de la rutina.
- Separar física y mentalmente mi lugar de trabajo y mi lugar de descanso. Nunca entro mi compu a mi cuarto, nunca hablo con mi esposo de cosas del trabajo en el cuarto (y eso que trabajamos juntos en todo) e intento vestirme para trabajar con jeans y ya a dormir, con pijama. Esta separación de lugares me ha servido para poder llegar a mi cuarto y relajarme antes de dormir.
- Mantener colores ricos en TODOS los lugares de mi casa. Eso sí, un olor para mi oficina, otro para mi cuarto. He probado con quemadores de aceite, humidificadores, inciensos. Todos me han funcionado y los voy variando.
- Arreglarme y maquillarme porque aunque no tenga que salir, me ayuda a sentirme bonita durante el día.
Han sido pequeños cambios que me han servido de maravilla y aún sigo encontrando esas acciones que me hagan sentirme bien. En todos los sentidos.
Una cuarentena de 4 meses nadie se la esperaba, así que darte el tiempo que necesitas para acomodarte a esta realidad es más que válido. Tómalo un día a la vez. Sé que así como yo, lograrás controlar la ansiedad poco a poco.
Con cariño,
Aletse