Mi sangre no es basura.

Este fin de semana que pasó estuvimos en un bazar dando a conocer nuestras copas, nuestras toallas de tela y los nuevos pañales de tela. Quiero creer con todo mi corazón que estamos haciendo un cambio, que somos parte de este movimiento para una mejor salud tanto para el planeta, como para nosotros. Creo que sí, que estos productos han tenido mayor aceptación que hace un par de meses. Creo que hemos ido cambiando esa mentalidad poco a poco, pero tenemos un GRAN RETO por delante.

Hemos tenido tanto buenas, como malas experiencias. Y de tantos comentarios que he escuchado, llegué a una conclusión. Vivimos en un mundo machista porque nosotras las mujeres lo hemos permitido. 

Un señor de 50 años pasa con su hija de 11 años cerca. Se acercó a la mesa, tomó una copa en sus manos y me pregunta: «¿Y esto?». A lo que le respondo con una sonrisa, preparada para cualquier reacción: «Es una copa menstrual». Noté en su mirada que JAMÁS había escuchado de eso. Me apresuré a decirle «es para la menstruación, para recolectar el flujo menstrual». Automáticamente la copa se convirtió en algo desagrable para él, la dejó en la mesa de nuevo, se limpió la mano y dijo «Esto no es mi mundo. Ahorita me iré a lavar las manos». Su hija de 11 años se río y se alejaron. Cabe mencionar que era una copa NUEVA, SIN USAR, EMPACADA.

Señor, ¿qué le está enseñando a su hija? ¿A qué un hombre tiene derecho de que su flujo es asqueroso?

Una pareja de esposos de 35 años aproximadamente se acercan con su bebé de unos 5 meses. Le interesaron los pañales. Qué gran ahorro ecológico y económico, ¿no? El señor ve las toallas y las toca. «¿Y esto, también son pañales?» me pregunta. «No, son toallas sanitarias de tela». Su reacción fue soltar la toalla y decir «Guacala, eso sí no». La esposa no dice nada. 

Señora, ¿permitirá que su esposo le enseñe a su hijo que las mujeres esos días somos sucias?

Y así, muchas madres se acercaban con sus pequeños a preguntar de qué se trataba lo que estábamos vendiendo. Cuando se enteraban, automáticamente le dicen a sus hijos «eso no se toca, eso solo es de mujeres».

Mamás… tanto niñas como niños necesitamos conocer cómo funciona nuestro cuerpo. Más adelante tendrán novia, esposa (claro, si así lo deciden) y si no les explicamos desde pequeños, siempre tendrán esa concepción que las mujeres y su sangre es BASURA.

Estar cercana al mundo de las usuarias de las copas me ha hecho más consciente sobre mi cuerpo, sobre lo que solía contaminar y me ha enseñado que mi sangre no es basura. Me ha enseñado que mi sangre NO HUELE MAL, mi sangre está limpia, sale limpia y no me va a causar una infección mi propio flujo. He aprendido que vagina, útero, vulva, labios, clítoris son todos diferentes, que no todo se le llama «VAGINA» y mucho menos otros apodos.

Y aunque me he topado con  muchas caras de desagrado y de asco, también han habido momentos mágicos en los que me dan ganas de salir detrás de la mesa y abrazar a las personas que tienen una mente abierta y son conscientes que las mujeres no somos de menos esos días.

Una pareja de esposos llegó con su hija de 14 años. Su mamá estaba algo escéptica al principio, «¿será que sí sirve?», a lo que me pongo a explicarle que la copa es lo más maravilloso que he encontrado. Ambos padres le dicen a su hija «si tú la quieres y te sirve, cómprala. Tú tienes que estar cómoda.» Tuvimos una pequeña charla sobre la copa, su función, su uso y todos estuvieron de acuerdo. Su hija se fue feliz, no tuvo que ocultarle a sus padres que empezó a utilizar la copa, no tuvo que seguir utilizando toallas sanitarias, contaminando porque fue libre de decidir qué era lo mejor para ella.

Esos padres, los admiré. Espero llegar a ser como ellos y entender que yo no puedo imponerle nada a nadie, mucho menos mis creencias sobre la menstruación (que ojo, no son creencias, simplemente la menstruación es algo natural), por lo que muchas veces me ha tocado que callarme muchas cosas y decir «quizás algún día romperemos estos tabú».

Vivimos en un mundo machista porque nosotras también lo permitimos. Todo esto, empieza desde la casa. ¿Tú qué le vas a enseñar a tus hijos? ¿Qué actitud tomarás?

 

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Escrito por:

Aletse

 

 

 

This article has 2 comments

  1. Mafy Reply

    Lamentablemente vivimos en una sociedad en donde hablar sobre menstruación y sexo es una aberración, pero se disfruta al máximo en secreto este último. 🤷🏻‍♀️
    Sin embargo, el cambio inicia desde una misma. Si a mí me enseñaron que la menstruación es un cambio natural por el que toda mujer pasa y con eso me quedo no voy a saber más. Afortunadamente, tuve una educación muy formativa y aún así no me bastó y quise conocer más sobre mi cuerpo.
    Personalmente, creo que estas personas están totalmente habituadas a la antigua y lamento decirlo, pero sí, gran parte de las mujeres lo hemos permitido al temer hablar del tema de la menstruación. Con mis amigos varones de la universidad nos ponemos a hablar sobre el tema y quedo muy asombrada cuando demuestran respeto, conocimiento y hasta sugieren qué hacer en esos días!! Son lo máximo, pero por lo mismo, son de una nueva generación que habla sin tapujos y sin filtros y están dispuestos a hacer un cambio del tipo social.
    ¿Cómo lograrlo? Simplemente con pasar la voz y hablar del tema como si fuera algo tan trivial como lo es el clima, entre otros temas. Mujeres: ¡Quitémonos el miedo! Aún estamos a tiempo de lograr una nueva mentalidad para los que nos rodean y tal vez no convencerlos del todo, pero hacerles ver que la menstruación es algo tan natural y único en la vida de las mujeres.

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