Así que no te atreves a probar la copa menstrual…

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Mi nombre es Aletse y me encontré enredada en los temas de las copas menstruales desde hace unos cuantos ciclos atrás. Y sí, también como a muchas me dio curiosidad, nervios y un tanto de miedo. Sólo de verla pensé:  ¡Uy! ¡¿Cómo me va a entrar esa cosa ahí?! (Al final descubrí que no duele ponerla, ni se siente al tenerla puesta).

 Entonces decidí optar por la copa menstrual después de haber hecho el cambio de toallas a tampones (justo unos meses antes). Sí, es cierto, es más cómodo utilizar tampones que toallas (ese fue el caso para mí), pero noté que tenía mucha resequedad vaginal, y es normal, el tampón absorbe todo lo que pasa en frente de su camino.

 Recordaba haber escuchado sobre las copas menstruales, así que me puse a investigar más sobre este dispositivo “maravilloso”. Le pregunté a mi esposo si había escuchado antes de la copa, a lo que se me quedó viendo con cara de ignorancia total y me respondió “¿¡UNA COPA QUÉ QUÉ?¡”.

Vimos juntos horas y horas de videos, leímos muchos artículos juntos y consideramos que era una buena opción tanto para mi cuerpo, como para nuestra economía (solo teníamos que gastar en una copa en lugar de estar todos los meses comprando otros productos y además, la copa nos iba a durar hasta 10 años). No lo pensamos dos veces.

Todo sonaba muy bien para ser verdad, nos entró la curiosidad y la emoción y compramos una en línea. Esperé aproximadamente 20 días a que me llegara mi nueva adquisición… y cuando la tuve en mis manos pensé ¡NO ES TAN GRANDE COMO CREÍA!

Había leído que era bueno empezar a practicar unos días antes que necesitara utilizarla, para hacer que el cambio fuera menos estresante. Así que con mi esposo nos alistamos (sí, hago todo con él, creo que le tengo mucha confianza), nos encerramos en el baño y rezamos porque todo saliera bien. Doblé todo un lado de mi copa hacia adentro, subí una pierna y metí mi copa. ¡No sentí ninguna molestia! La copa se quedó doblada adentro y sí batallé un poco para lograr que se abriera. Me frustré un poco (bastante). La saqué y la volví a meter un par de veces. No había forma de que se abriera. Después de un par de veces, pinché los lados que no se abrieron y “POP” se abrió.

Solo como paréntesis… a veces la copa se abre solita, depende de la densidad del material, y a veces se queda doblada, pero es cuestión de práctica.

Con un dedo revisé alrededor de la copa para ver si ya estaba abierta y en efecto, ya se sentía extendida. No les voy a mentir… practiqué ponerla durante 1 semana hasta que por fin, me vino la menstruación. ¿Sabían que uno se suele poner ansioso porque lleguen “esos días”? ¡Jamás se me hubiera ocurrido pensar que en algún momento estaría esperando que me viniera!

La tuve puesta 12 horas el primer día, con un poco de cólicos (siempre he padecido de cólicos), pero sinceramente, muy cómoda. En ningún momento sentí alguna incomodidad como con los tampones, ni mencionar que en ningún momento me llegó ese olor tan embarazoso que se suele sentir con las toallas. Siempre he sido de flujo ligero, por lo que decidí animarme a dejarla puesta esa cantidad de horas. Además que, también tengo un implante hormonal como mi método anticonceptivo, que ha hecho que mi flujo sea muy poco.

No sé si lograrán entender lo diferente que fue mi periodo. Ya no tuve que ocultar mis tampones en mi bolsillo haciendo maniobras en la oficina para que nadie se enterara de que estaba en mi periodo. Me coloqué mi copa a las 8:00 a. m. y me la quité con todas las ansias del mundo a las 8:00 p. m. yyyyyy… sorpresa, sorpresa: el flujo menstrual es líquido. ¡Obvio! Sí con las toallas y tampones nunca logramos ver nuestro flujo tal y como es, con la copa sí. Tiene un tinte de naranja y marrón, a veces es corinto oscuro, y va cambiando de color según el día de tu menstruación. También cabe mencionar que no tuve ninguna fuga. La utilicé hasta para dormir y desperté sintiéndome limpia.

A continuación, una foto de cómo salió mi copa. 

 

 

 

 

 

 

 

En mi segundo ciclo con el uso de la copa, fui a esterilizar mi copa unos minutos antes de ponérmela, pero no esperé a que se enfriara. Terrible error. Me la coloqué aún caliente, no me lastimé pero se sintió incómodo y me dio mucha risa. Por favor, siempre esperen a que se enfríe su copa para utilizarla.

Por motivos hormonales, mis últimos períodos se extendieron hasta 20 días por lo que mi copa menstrual y yo nos volvimos las mejores amigas. Cuando fui a consultar a mi ginecóloga lo primero que me preguntó fue: ¿No tuviste irritaciones durante todo este tiempo?, y mi respuesta fue que no, a pesar de haber menstruado durante tantos días, mi copa fue la mejor opción y no tuve ninguna irritación. Imagínense si hubiera tenido que sufrir esos días utilizando toallas o tampones.

Desde que hice el cambio no se me ha ocurrido regresar a los productos tradicionales.  He ido a nadar, practicado ciclismo y llevado una vida muy activa sin tener accidentes, incomodidades y sin la preocupación de estar siempre

abastecida. Ahora lo único que necesito es mi copa.

Aquí la evidencia que no me gasté lo último que tenía de tampones y toallas.

 

Poco a poco iré publicando algunas recomendaciones para el uso de la copa. ¡Gracias por leerme!

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